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Directo a Japón 2018 - Diario de viaje (Día 11) - Miyazaki, Aoshima y Beppu

Día de trenes y más trenes

10 de Marzo de 2018

     Sábado 10 de marzo de 2018, 4:45 A.M., sí, has leído bien, me desperté a las 4:45 de la mañana. Ni yo mismo entiendo aún como me hago a mí mismo estas cosas, pero lo cierto es que hoy fui el encargado de abrir las calles de Kagoshima. Encima estábamos a 3 grados, con una sensación térmica de -1. ¿Sabes lo que significa eso para un canario?, es lo más cercano a morir congelado que he estado, como subir al Everest en camiseta de manga corta. No entiendo como no acabaron recogiendo mi cuerpo entumecido a la salida del apartamento.

  • Amanecer sobre railes:

Tras llegar milagrosamente a la parada del tranvía, estuve esperando unos minutos a que pasara el primero de la mañana. No había nadie más en la calle, excepto un transportista descargando mercancía y un taxistas que me rondó un par de veces, imagino que porque al verme con una maleta pensaría que podía hacer negocio conmigo, pero no, voy en plan low cost y tocaba ir en tranvía hasta la estación de Kagoshima. Que por cierto, me la jugué bastante, ya que iba con el tiempo justísimo para coger el tren hacia Miyazaki.

Encima, para mejorar el tema, aparecieron dos señoras de unos 500 años cada una, que subieron a mi mismo tranvía. Yo iba mirando el reloj continuamente y rezando para que no hubiera nadie en las siguientes paradas, pero las señoras se encargaron de crisparme los nervios cuando se pusieron a hablar con el conductor sobre no se qué en el momento en que iban a bajarse. Cuando ellas decidieron que era el momento de dejar de dar por saco, el tranvía continuó y llegó a la estación de Kagoshima-ekimae, que por suerte está a 20 metros de la estación de Kagoshima, donde un minuto y medio después iba a pasar mi tren.

Yo llevaba reserva para ese tren, y me tocó ir sólo durante todo el trayecto en un vagón con la puerta acristalada, como si fuera el vagón VIP vamos. Se le notaba que estaba un poco cascado, pero yo iba como un rey. A las 6 de la mañana el tren se puso en marcha rumbo a Miyazaki, mi siguiente parada. Para compensar los primeros malos ratos de la mañana, Kagoshima quiso regalarme un espectacular amanecer con el Sakurajima de fondo en plan despedida. Fue algo digno de ver y que disfruté mucho.

 

 

Este primer trayecto en tren duró algo más de dos horas, así que sobre las 8:30 de la mañana ya estaba llegando a Miyazaki. El plan era dejar la maleta en una taquilla de la estación y coger un tren que partía media hora después hacia Aoshima. Al llegar a Aoshima se confirmaba que iba a hacer un día espectacular, totalmente despejado y una temperatura que, aunque algo fría, era más soportable que otros días.

La estación era muy pequeña, y por no haber no había ni revisor, al menos a la hora que yo pasé. Para llegar al santuario de Aoshima debía bajar toda la calle, cruzar la carretera por un paso elevado y finalmente llegar al puente que conectaba la pequeña isla con Aoshima. Además del puente y el santuario, uno de los motivos de la visita era para ver las extrañas formaciones rocosas que están justo a la entrada de la isla, llamadas Oni-no-Sentakuita, lo que traducido viene a ser algo así como "pila de lavar del diablo".

 

 

Tras unas cuantas fotos, accedí a la zona del santuario, totalmente rodeado por vegetación tropical, lo que le da un aire bastante peculiar y diferente a otros santuarios que he visitado. No es grande en cuanto a extensión, pero vale la pena echarle un vistazo. Tras dar un par de vueltas por la zona y sacar unas cuantas fotos y vídeos, volví sobre mis pasos hacia la estación de Aoshima. Fíjate si es pequeña que para acceder al otro andén tenías que atravesar los railes sobre los que pasan los trenes, sin barreras ni nada, simplemente unas luces. Y por cierto, algo que me sorprendió bastante fue ver desde esa distancia la nube de ceniza por las recientes explosiones del volcán Shinmoedake. Creo que era el único que lo estaba flipando por los alrededores, pero es que uno no ve cosas como esas cada día.

  • Un paseo por Miyazaki:

Al cabo de unos minutos llegó el tren que me llevaría de vuelta a la estación de Miyazaki. Fueron 30 minutos que se me hicieron eternos. Había bastante gente en los dos pequeños vagones que no tenían ninguna ventilación, y juraría que el aire que entraba lo hacía únicamente en el momento en que llegábamos a una estación y se abrían las puertas. El ambiente estaba cargadísimo y hasta sentí un ligero mareo, como si me faltara el oxígeno.

Ya en Miyazaki, el siguiente tren que debía tomar para ir hasta Miyazaki-jingu salía en unos 20 minutos, así que bajé a la planta baja para comprar algo de comer en el konbini de la estación. Únicamente era una parada, pero un poco lejana, así que aproveché que tenía el All Kyushu Area Pass y fui en tren. Al bajar en la estación, igual de pequeña o más que la de Aoshima, tenía que cruzar la carretera y seguir en línea recta para llegar al recinto del santuario. Hoy debía ser día de bodas, porque en el rato que estuve allí vi hasta tres, una tras otra, como si fueran bodas en cadena al estilo japonés.

En una de ellas quise quedarme para ver un poco del estilo de ceremonia típico japonés, y la verdad es que está todo medido al milímetro. Hay mil pasos que seguir, y todos los cumplen al pie de la letra, nadie se salta el guión, ni una sonrisa, ni una palabra fuera de lo marcado.

 

 

Cuando ya tuve suficientes bodas, seguí dando un paseo por el parque que rodea al santuario. La verdad es que no es gran cosa, unos cuantos edificios poco destacables, un pequeño camino de toriis y poco más. Encima la frecuencia de trenes en esa zona era horrible, no se si por ser sábado o porque es así en general, así que acabé tomando la decisión de volver a la estación de Miyazaki a pie. Era un buen paseo de unos 35-40 minutos, pero como el día estaba agradable y tenía tiempo de sobra hasta el tren a Beppu, pues allá que me fui.

Por el camino aproveché para meterme en una gran superficie de videojuegos, películas y música. Una pena que no sepa japonés, porque de lo contrario habrían volado un par de juegos. Tras salir de la tienda, al cabo de unos minutos, pasé por delante de lo que parecía un colegio, y había un grupo de niños jugando un partido de béisbol. Era todo tan rollo "anime" que me quedé varios minutos viendo cómo jugaban.

 

 

A lo largo del paseo me crucé con más grupos de adolescentes practicando diversos deportes, lo que me hace pensar que el sábado es día de actividades deportivas para la juventud japonesa. Cuando al fin llegué a la estación aún me quedaba bastante para coger el siguiente tren, así que busqué algún lugar donde comer, aunque con poco éxito, así que acabé comprando un plato precocinado en un konbini y comiendo en un asiento fuera de la estación. De fondo tenía música en español, ya que justo al lado tenía un restaurante de comida española. Es curioso que te lo vendan como que representa a España y luego la música es de Shakira y otros artistas sudamericanos.

  • Mil leguas de viaje ferroviario:

Sobre las 15:35 pasó por la estación el tren que me iba a llevar hasta Beppu, el lugar donde iba a pasar los dos días siguientes. Este tren tiene la peculiaridad de que hace prácticamente todo el trayecto a lo largo de la línea de costa del este de Kyushu. Lo que se les olvidó mencionar es que se meneaba que daba gusto, y que hacía un ruido de mil demonios. Así que desestimé la idea de ver algo en el portátil, ya que posiblemente habría acabado en el asiento del vecino de la otra fila.

Intenté echar alguna cabezadita durante el viaje, y juraría que me dormí durante media hora o así. En algunos puntos del viaje la verdad es que habían unas vistas espectaculares. Por ese lado merecía la pena coger este tren, aunque pasar tres horas y cuarto en uno tiene lo suyo. Del mismo modo que vi amanecer en un tren, acabé viendo atardecer en otro. Creo que nunca en mi vida había pasado tanto tiempo en un tren como en el día de hoy.

 

 

Y ya llegada la noche llegamos a Beppu, una ciudad conocida por sus onsen y por los 8 infiernos, esos que visitaré mañana acompañado por una chica de la oficina de turismo de la ciudad. Pero antes de todo eso necesitaba estrenarme con un onsen, y este hotel tiene uno a disposición de los clientes de forma gratuita, así que era la ocasión perfecta. Me atavié con esa especie de yukata que te dejan en la habitación (parecía un samurai venido a menos), y fui a probarlo. Dejé la ropa en una cesta, guardé la llave en una taquilla y me preparé para entrar. Al pasar la primera puerta solo llegué a atisbar a un par de personas más, ya que había tanto vapor que casi no veía nada. Lo primero fue asearme un poco en uno de esos cubículos que tienen preparados con una pequeña ducha, champú, gel y demás. Me sentí totalmente metido en el papel cuando me vi sentado en ese pequeño taburete echándome el agua por encima.

Una vez limpio, tocaba meterse en el ofuro, aunque al meter primero los pies me dije a mi mismo que por qué seguía haciéndome este tipo de cosas. Aquello estaba ardiendo, seguramente yo soy más sensible al calor que el resto del mundo, pero me parecía que si me metía en ese agua ardiendo con la misma me tenían que sacar a cuestas. Así que opté por el plan B, que era meterme en el rotenburo (onsen al aire libre). Como en la calle hacía un frío que pelaba, compensaba el calor del agua con el frío ambiental, así que fue más llevadera la experiencia y pude quedarme dentro del agua unos minutos. Tampoco quise pasarme mucho tiempo porque era mi primera experiencia y no sabía como iba a reaccionar mi cuerpo.

 

 

Y hasta aquí el día de hoy, ahora ya en la habitación del hotel, con el cuerpo un poco raro, tal vez en un estado de relajación al que no estoy acostumbrado, y con unas ganas terribles de irme a dormir. Pero no podía dejar de escribir la crónica de hoy, que con la misma tengo a alguien enganchado a esto y no voy a hacerle la faena (ojalá haya alguien enganchado XD).

Mañana tocan los 8 infiernos de Beppu y otra cosa que no desvelaré hoy, así que si te quieres enterar nos vemos mañana en el mismo lugar y a la misma hora (más o menos). Déjanos algún comentario, y recuerda validar tu e-mail después de escribirlo, que ya ha habido alguno que no lo ha hecho y así no nos llegan. ¡Gracias por estar ahí un día más! ;)

 

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Comentarios

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Papuchi

11/03/2018

Y detallas tanto tus andanzas, que me agoto como si fuera yo el que está ahí. Muy bien.

Directo a Japón

12/03/2018

¡Pues imagina lo que me agoto yo!. Gracias ;)

Maria

11/03/2018

A mi me tienes enganchada, gracias por haber escrito a pesar del cansancio.
Sahttps://es.slideshare.net/mobile/LorianPerez/calleja-jesus-si-no-te-gusta-tu-vida-cambialaludos.

Directo a Japón

11/03/2018

Muchísimas gracias a ti María. Me alegra muchísimo saber que te está gustando ^_^