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Directo a Japón 2018 - Diario de viaje (Día 13) - Kitakyushu (Kokura), Shimonoseki y Mojiko

El último día en Kyushu

12 de Marzo de 2018

     Antes de comenzar la crónica de hoy déjenme cerrar definitivamente la de ayer, ya que cuando la escribí aún no había salido a cenar. Pues tras acabar de escribir el diario del día 12, a eso de las 8 y algo salí del hotel en busca de un restaurante de ramen que estaba cerca. Por la calle no había casi nadie, y muchas tiendas estaban cerradas, por lo que ya pensaba que el restaurante también lo estaría. Pero por suerte estaba abierto, y lo curioso es que si en España viera un local así, ni me plantearía el entrar. Pero en Japón no se que me pasa, que entro a comer a sitios que en cualquier otro lugar no se me ocurriría.

¿Y por qué digo esto?, pues para empezar el local desde fuera me hacía dudar si estaba abierto o clausurado. Cuando me asomé un poco más ya vi a un grupo de adolescentes comiendo, y a una anciana que era la encargada, e imagino que la propietaria. El interior del local parecía anclado en los años 60, teniendo cierto aire retro que hasta molaba. La disposición de las mesas era bastante curiosa, ya que eran dos barras semicirculares que conectaban con la cocina, y la señora aparecía en medio de la barra para atenderte. Me pedí un tonkatsu ramen, que en verdad no era lo que iba a pedir, pero no se que me entendió la señora, que cuando le escuché nombrarlo le dije que sí a eso mismo para no alargarlo.

 

 

El ramen estaba bien, no era el mejor que había probado pero pasaba el corte. Según pasan los días me he ido acostumbrando poco a poco a comerme las cosas ardiendo como hacen ellos, aunque estoy seguro de que eso no puede ser bueno para el cuerpo. Tras acabar de cenar volví al hotel, y de camino hice un breve directo por Instagram con paseo por un konbini y por la habitación del hotel incluidos.

Y ahora sí, vamos a empezar con lo que toca, el décimotercer día de este viaje por Japón, que nos llevará de Beppu a Kitakyushu (Kokura), en la que será nuestra última parada antes de abandonar la región de Kyushu y dar el salto a Honshu.

  • Sayonara Beppu, konnichiwa Kokura:

A las 8 y poco de la mañana pasaba el tren por la estación de Beppu, y para variar ya estaba allí media hora antes, y eso que el hotel lo tenía cerca, pero es que no tengo remedio. Hoy tocaba montar en un tren Sonic, que me hizo gracia porque al ver tanto cartelito por el tren con el nombre no dejaba de pensar en el erizo de Sega. Los asientos los noté como talla S, no acabé de encontrar el hueco, ni echándolo un poco hacia atrás, así que me coloqué como pude y a aguantar la hora y pico que duraba el trayecto.

Al llegar a Kokura tuve un momento de pérdida porque no estaba muy bien indicado, y como que los trenes de la compañía JR Kyushu llegaban por la zona pobre de la estación, nada que ver con la zona de los Shinkansen y otras líneas. Cuando me aclaré con la dirección puse camino hacia el hotel, el JR Kyushu Hotel Kokura, que como bien dice el nombre, pertenece a la compañía de trenes JR Kyushu, así que estaba al ladito mismo de la estación. Hice el check-in a eso de las 10:00 o así, y una vez más no pude entrar a la habitación antes de las 15:00, así que dejé la maleta y me tocó cargar con la mochila hasta los topes.

El siguiente punto en mi plan del día era ir en tren hasta Shimonoseki, una ciudad que se encuentra en la zona de Honshu, por lo que el tren pasó bajo el mar que separa ambas islas hasta llegar a su destino. Ya en Shimonoseki lo siguiente era coger un bus para visitar el santuario Akama Jingu, un santuario dedicado al emperador Antoku, del clan Taira, que murió siendo niño en la batalla de Dannoura, una batalla que tiene un gran significado en esta zona, como veremos más adelante.

 

 

Respecto a lo del bus, tuve que preguntar en información para saber cual llevaba hasta el santuario, ya que no encontré casi nada sobre el tema en internet antes de venir. Eran dos señoras las encargadas de dar información y vender los tickets para el bus, teniendo ambas un nivel de inglés rozando el cero absoluto, por lo que costó un poco entendernos, pero con buena voluntad todo se consigue. Por si alguien en el futuro piensa hacer la misma ruta, que sepa que los autobuses 16 y 17 (que salen de la parada número 1) paran justo frente al santuario, en la parada Akama jingu-mae, y el trayecto cuesta 230 ¥, que puedes pagar previamente en donde le pregunté a las señoras, o al bajar del bus.

El santuario tenía su encanto, al menos hasta que apareció un grupo de 30 chinos en manada y rompieron la paz del lugar. Una vez más tuve que irme antes de empezar a lanzar chinos al mar, porque no hay manera de sacar una foto en condiciones o ver algo tranquilo con ellos cerca. Y que conste que no tengo nada contra los chinos, solo contra los turistas chinos y su egoísmo al llegar a los sitios.

  • Tributo a la batalla de Dannoura y cruzando el túnel subterráneo Kanmon:

Desde el santuario me puse a andar hasta mi siguiente parada, el Parque Mimosusogawa, que se encuentra un poco más allá del puente Kanmon que une Kyushu y Honshu. Este puente me quiso recordar un poco al Golden Gate, salvando las distancias, por la forma del mismo. Tras unos minutos caminando llegué al lugar donde se encuentran las estatuas conmemorativas de la batalla de Dannoura, haciendo homenaje a los líderes de los clanes Genji y Heike. Esta fue una batalla naval que tuvo lugar en esta zona a finales del siglo XII formando parte de las Guerras Genpei que enfrentaban a ambos clanes. La victoria del clan Genji sobre el clan Heike puso fin a la guerra, y para recordar este momento se encuentran expuestas dos estatuas que vale la pena ver y fotografiar.

 

 

Además de las estatuas, al lado mismo encontrarás una batería de cañones que se utilizaban para repeler los ataques extranjeros y, aunque no estoy seguro del todo, juraría que cuando dieron las 12:00 uno de ellos echó humo o hizo algo, porque escuché un ruido y al girarme vi salir humo de la boca de uno de los cañones. Justo frente al parque, cruzando la carretera, está la entrada al túnel subterráneo que puedes utilizar para cruzar de Honshu a Kyushu, o viceversa. Si lo haces andando es totalmente gratuito, mientras que si vas en bici pagas la cantidad simbólica de 20 ¥. Me subí en el ascensor que bajaba hasta el comienzo del túnel y empecé a andar en busca del punto intermedio exacto entre Kyushu y Honshu.

 

 

Creo que el recorrido no alcanza el kilómetro, y está curioso eso de hacerte la foto en el punto intermedio entre ambas islas. Justamente se celebra el 60 aniversario de este túnel, por lo que habían dos sellos conmemorativos, uno a cada lado, que si los recogías en una hoja que te facilitaban en el túnel te daban una especie de certificado especial por haberlo cruzado. Por desgracia yo solo me di cuenta de lo de los sellos al final, y no iba a volver andando de nuevo para coger el otro sello, por mucho que me gusten y los coleccione.

  • Mojiko, una zona algo retro:

Ya de vuelta a la superficie, tocaba andar hasta la zona de Mojiko en un agradable paseo junto al mar. Un poco antes de llegar a la estación vi una zona recreativa con tiendas y restaurantes, y varios elementos rollo retro, como barcas y edificios. Parece que por esa zona lo retro gusta y es parte de su atractivo, por lo que recomiendo pasarse por la zona. Aunque sin duda lo que más me gustó fue su estación de trenes, siendo de las pocas que quedan en Japón construidas en madera y que además es patrimonio cultural nacional. La verdad es que tenía un estilo que me agradaba y recordaba a esas épocas en las que las estaciones parecían otra cosa y no centros comerciales.

 

 

  • El santuario friki de Kokura:

Tras coger de nuevo un tren para volver a Kokura, aproveché para comer algo en la planta baja de la estación, donde hay una serie de restaurantes con un poco de todo. Ya con el estómago lleno puse rumbo al centro comercial Aru Aru City, dedicado totalmente al mundo friki. Eran seis plantas con tiendas de manga, cosplay, videojuegos, muñecos, un museo del manga, una sala de proyecciones virtuales, restaurantes, etc. Pude pasarme allí cerca de hora y media o dos horas, recorriéndome cada una de las plantas y entrando a todas las tiendas, como Animate o Mandarake, por mencionar las más conocidas. Sobre todo se me iban los ojos a la zona de figuras y de videojuegos retro, pero como mi equipaje ya va hasta los topes, no me puedo permitir el lujo de comprar nada porque no tengo hueco. Aunque ya me desquitaré los últimos días en Tokio.

 

 

Y aquí estoy, ya de vuelta en el hotel, escuchando pasar los trenes, que parece que en cualquier momento se me va a meter uno por la ventana, la cual por cierto, da a un espectacular letrero con pinta de ser luminoso, aunque esta noche lo podré averiguar.

Muchas gracias por llegar hasta aquí, si acabas de conocernos entonces te invito a que comiences la aventura desde el capítulo 1 de este diario de viaje, y si ya eres de los asiduos pues te agradecería algún comentario sobre cómo ves este diario. Si hay algo que creas que es interesante contar, o por el contrario crees que debería prescindir de algo, se libre de contarlo por aquí. ¡Gracias por leernos!.

 

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