Si ayer nos fuimos a dormir con lluvia, hoy no podía ser menos, e incluso fue más, porque estaba cayendo el diluvio universal. Como anoche habíamos llegado tarde, pospuse la visita al Kumano Hayatama Taisha para esta mañana, antes de coger el bus hacia Hongu. Lo que no sabía era que iba a estar lloviendo tanto, así que tuve que improvisar y finalmente me acerqué al santuario en un taxi que cogí desde la estación, donde se quedaron esperándome con el equipaje.
El taxista me llevó en unos escasos 3-4 minutos hasta el santuario, el cual aún estaba totalmente cerrado ya que faltaban 5 minutos para las 8:00. Pero por suerte me encontré con una joven sacerdotisa por allí y le indiqué si podía hacerme el favor de dejarme poner el sello en la libreta del peregrino, a lo que aceptó sin ningún problema y abrió la caseta donde se encontraba para mi. A todo esto el taxista me esperaba en el aparcamiento, ya que le pedí que lo hiciera, que solo serían un par de minutos, y fue tan amable que encima me dejó su paraguas.
Ya de vuelta en la estación cogimos todo y nos dimos un salto al otro lado de la calle, lugar donde se encuentra la estación de autobuses de la compañía Kumano Kotsu, que es la que utilizaríamos para llegar hasta Hongu. El bus salía a las 8:40, y quedaban unos 20-30 minutos para la salida. Compramos el ticket en la oficina de la compañía, que nos costó 1.540 ¥, y subimos al bus número 51.
El trayecto duró algo más de una hora, con alguna que otra curva pero nada comparado al descenso de ayer de Koyasan. Iba muy poca gente con nosotros en el bus, y no podíamos ver casi nada del exterior porque todos los cristales de los laterales estaban empañados. Unas cuatro paradas antes de la última se encontraba la nuestra, Dainichigoe Noboriguchi, que era la más cercana a nuestro alojamiento, el Blue Sky Guesthouse. Normalmente si llegas antes de las 15:00, hora del check-in, puedes dejar tus maletas en una cafetería cercana al santuario, pero ayer por la tarde nos enviaron un e-mail pidiéndonos que fuéramos al alojamiento a las 10:00, ya que al ser hoy festivo nacional, la cafetería estaba cerrada. Llegamos unos 10 minutos antes de las 10:00 y el dueño nos recogió el equipaje, pero no podíamos entrar hasta la hora del check-in, así que hubo que improvisar algo que hacer con la lluvia que estaba cayendo.
Se supone que ese primer día íbamos a hacer una ruta senderista, la Dainichi-goe, pero con tanta lluvia que estaba cayendo, y encima con mucho viento, lo tuvimos que descartar. Así que nos acercamos andando, y ya con un paraguas, a ver el gran torii que se encuentra a 10 minutos andando de la guesthouse. Este torii es el más grande del mundo, y la verdad es que impresiona al verlo, aunque seguro que impresiona más sin tener que estar sujetando el paraguas contra el viento para que no se lo lleve volando.
Tras verlo y poner uno de los sellos en el pasaporte del peregrino, nos fuimos hacia la oficina de atención al turista, que está muy cerca de allí. Habían varios turistas refugiándose de la lluvia, unos viendo una serie de vídeos sobre Kumano Kodo, otros pidiendo información, y otros viendo fotografías y demás cosas que habían repartidas por las dos estancias del complejo. Nosotros nos sentamos un rato a ver los vídeos, y de paso recuperar un poco de calor corporal, porque estaba haciendo un frío que pela. Luego me acerqué a los mostradores para pedir algo de información sobre la ruta que queríamos hacer mañana, la última que necesito para conseguir el certificado de Dual Pilgrim o Peregrino Dual, que como comenté ayer es la que se obtiene si has hecho el Camino de Santiago y alguna de las cuatro rutas posibles del Kumano Kodo.
Tras estar allí un rato, salimos para comprobar que llovía cada vez más, así que nos metimos en un par de tiendas que habían alrededor, una con algunas cosas de ropa, herramientas y objetos varios, y luego en otra con algo de alimentación, electrodomésticos, etc. Aquí los precios sí que se notaba que eran más de super de pueblo. Luego estuvimos mirando en un par de restaurantes que estaban abiertos, ya que la gran mayoría cerraba hoy. Y nos decidimos por uno en el que acabamos pidiendo unos udon con ternera en caldo de bonito, y un oyakodon, ambos muy buenos por cierto.
Ya se iba acercando la hora del check-in, así que fuimos al super a comprar algo para la cena, y luego pasamos por una panadería a comprar un par de dulces para merendar luego. Con nuestros paraguas seriamente dañados por el viento, pusimos rumbo a nuestro alojamiento, donde pasaremos el resto de la tarde porque según nos cuentan seguirá lloviendo previsiblemente hasta mañana al mediodía. Así que aprovecharemos para hacer la colada y descansar un poco que mañana toca ruta, haya sol, lluvia o nieve.
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