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Directo a Japón 2018 - Diario de viaje (Día 27) - Nagoya

Y por fin...el sakura

26 de Marzo de 2018

     Brilla el sol una vez más en Nagoya, con el cielo despejado y temperaturas que van desde los 17 a los 21º, todo un lujo para viajar. Nos despertamos tranquilamente, con la intención de disfrutar del día sin agobios, viendo lo que nos apetezca y tardando el tiempo que queramos en cada sitio. Con eso en mente, desayunamos y salimos del hotel cerca de las 10 de la mañana.

  • Recorriendo la zona de Osu:

Desde la estación del hotel a la de Osu Kannon había simplemente una parada, con una distancia de unos 2 kilómetros entre ambas, así que decidimos ir caminando y así de paso ver los alrededores del Museo de la Ciencia de Nagoya, el cual por cierto acoge en estos días y hasta junio una exposición sobre el mundo Marvel, para el que le pueda interesar la visita.

Cuanbdo llegamos al parque donde se encuentra el museo, nos encontramos a varios grupos de chicos y chicas, unos haciendo deporte y otras practicando coreografías. Los estuvimos viendo un rato, pero como el sol estaba pegando de lo lindo, seguimos nuestro camino hacia el templo Osu Kannon, uno de los templos budistas más importantes de la ciudad.

 

 

El templo está bastante bien, se recorre rápidamente, y algo que me sorprendió un poco es que había una pequeña caseta donde dejabas 50 ¥ y podías rellenar un cuenco con comida para las palomas que no dejaban de llegar al lugar. Era curioso ver como algunos niños lo intentaban, y acababan tirando toda la comida y huyendo del acoso de las palomas.

Tras dar un paseo por la zona del templo nos acercamos al inicio de la zona comercial de Osu, una serie de callejones comerciales techados con tiendas de todo tipo, desde ropa de segunda mano a comestibles, pasando por tiendas de marca, electrónica y alguna juguetería que otra. Otra cosa que sí abundaba eran los restaurantes, sobre todo pequeños locales de comida rápida, como uno en el que entramos para pedirnos las alas de pollo tan típicas de esta ciudad.

 

 

Estuvimos recorriendo varios de los pasajes un buen rato, entrando en algunas de sus tiendas y parándonos un par de veces a comer algo. Cuando las ganas de tiendas y de comer ya estaban saciadas, pusimos rumbo a la estación de metro para ir a la siguiente parada, el Parque Tsuruma.

  • Disfrutando al fin de un buen hanami:

Tras los buenos consejos de Tony Anthariz, de la web "Japón desde Japón", y de Germán, más conocido por las redes como Heruman, nos pusimos la visita a este parque en el día de hoy como un imprescindible, y que gran acierto. Lo digo porque nada más salir de la estación de Tsurumai recibimos de lleno el impacto del sakura a plena potencia, con infinidad de gente disfrutando del hanami. Decenas de puestos callejeros estaban por todo el parque, con una amplia variedad de platos para disfrutar aún más del paseo.

 

 

Fue increíble poder ver de nuevo aquel espectáculo, con cientos de personas repartidas por todas las zonas ajardinadas y bajo el manto de los cerezos en flor que, esta vez sí, estaban en su máximo esplendor. Sentimos una envidia increíble por no haber ido preparados para buscar un hueco entre la gente y sentarnos por allí a comer algo bajo los cerezos. Si cuando lleguemos a Tokio los cerezos siguen en flor, nos montaremos un buen picnic y tendremos nuestro hanami particular.

Nos pasamos nuestro par de horas paseando por el parque y viendo disfrutar a la gente con sus familiares, amigos e incluso mascotas. A los japoneses se les ve mucho más desinhibidos en este ambiente, y si hay alguna bebida de por medio, más aún.

 

 

No me cansaré de repetir que poder presenciar el sakura japonés es algo que debe hacerse al menos una vez en la vida, porque vale realmente la pena. Este espectáculo natural te recarga las pilas y te llena de buen rollo.

Ya por la tarde, volvimos al hotel, ya que teníamos que hacer la colada, y además quería darme un salto a un Hard-Off que vimos de casualidad por la mañana. Nunca había estado en uno, y la verdad es que me parece un lugar increíble. Aún me cuesta creer que haya tenido en mis manos consolas a 500 ¥, con sus etiquetas indicando sus defectos, pero no dejan de ser consolas. A ver si para cuando llegue a Tokio aprendo a descifrar mejor los problemas que tengan unas y otras, y así poder llevarme a casa alguna (o algunas) de ellas.

Y ya con la colada hecha, solo faltaba ir a por la cena y el desayuno de mañana, que toca madrugar para irnos a hacer senderismo a la ruta Nakasendo, donde haremos noche en el pueblo de Tsumago. Si te apetece enterarte de si llegamos vivos o nos atacó un oso por el camino, no olvides pasarte mañana por aquí mismo. ¡Hasta mañana!.

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