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Directo a Japón 2018 - Diario de viaje (Día 38) - Hakodate (Hokkaido)

El parque Goryokaku y los monos de Hakodate

06 de Abril de 2018

     Ya decía yo que el día con sol de ayer era demasiado bueno, y es que esta mañana al salir del hotel veo que estaba nevando. Que no es que sea una nevada copiosa, pero lo suficiente para empaparte como te despistes un poco. Pero hoy tenía claro que ni la nieve ni la lluvia iban a impedir que saliera a ver un poco más de Hakodate, así que pedí en recepción un paraguas y me lancé a la calle.

  • El parque Goryokaku:

Lo primero que tenía que hacer era comprar el pase de 1 día para el tranvía de Hakodate, el cual cuesta 600 ¥, y que puedes comprar tanto en la oficina de atención al turista de la estación de Hakodate, como en la estación del bus que tiene justo en frente, incluso lo puedes adquirir en el mismo metro comprándoselo al conductor. Pero como a mi no me gusta estar molestando a los conductores, me acerqué a la estación y me hice con uno. Me salía rentable ya que tenía previsto hacer como mínimo tres viajes, y teniendo en cuenta que cada uno sale entre 210-250 ¥, pues sale rentable.

 

 

Ya con mi pase, fui a la parada del tranvía que tengo justo frente al hotel, y fue llegar y subirme al que iba a mi destino, el Parque Goryokaku. La parada más cercana para llegar al parque es Goryokaku-koen-mae, teniendo después que dar un paseo de unos 10 minutos hasta la entrada del parque. Sabrás que vas por buen camino cuando veas en la distancia la torre a la que se puede acceder por 900 ¥ para ver el parque desde lo alto.

Y esto que ahora es un parque, en sus inicios, allá por mediados del siglo XIX, era un fuerte construido en forma de estrella, inspirado en las antiguas fortificaciones medievales europeas. En este fuerte se encontraba la oficina gubernamental de Hakodate, de la que actualmente queda la reconstrucción de un tercio de sus edificios, estando señalado en el terreno el lugar donde estaba el resto. Por desgracia he venido demasiado pronto a esta zona, ya que aún ni habían empezado a asomar los cerezos, y este parque con los cerezos en flor es una auténtica maravilla. Así que para el que planee en el futuro una escapada por esta zona en primavera, que tenga eso en cuenta.

 

 

  • Yunokawa onsen y el Jardín botánico:

La siguiente parada que tenía prevista era la zona de Yunokawa onsen, la cual está llena de hoteles con aguas termales, pudiendo en algunos casos acceder a sus onsen aunque no seas cliente. Para llegar hasta aquí hay que coger de nuevo el tranvía y bajar en la parada del mismo nombre, Yunokawa onsen. Nada más bajar verás cerca un baño termal de pies o ashiyu, el cual es totalmente gratuito y que podrás disfrutar de 9:00 a 21:00, así que no hagas como yo y no olvides llevarte una pequeña toalla para secarte tras utilizarlos.

 

 

Estaba comenzando a nevar con más fuerza, así que me metí un poco de prisa para llegar al Jardín Tropical Botánico de Hakodate, cuya entrada cuesta 300 ¥, y que está a unos 15 minutos a pie de la parada del tranvía. Nada más entrar me fijé que en un lado se encontraban los macacos japoneses, esos a los que tanto les gustan los onsen. Había un grupo de unos 30 o así, la gran mayoría metidos en el agua caliente, y no me extraña viendo la que estaba cayendo.

Algunos de ellos estaban totalmente rapados, cosa que me dio mucha pena con el frío que hace por aquí arriba, pero su motivo tendrá. Lo que sí me hizo mucha gracia fue uno de los monos, el cual no dejaba de molestar a otros y luego salía corriendo y se lanzaba en bomba al agua. Durante esos momentos se me olvidó por completo el frío y la nieve, y me recordó una anterior visita a los monos del Jigokudani Monkey Park en Nagano. Si alguna vez tienen la ocasión, no dejen de ir a verlos, les encantará la experiencia.

 

 

Pero volviendo a Hakodate, tras estar un rato viendo a los monos, entré al pequeño jardín botánico, donde un reconfortante calor me devolvió la vida. Como ya digo, el jardín es bastante pequeño, y en 3 minutos puedes verlo. En la parte trasera hay una piscina, que ahora mismo estaba vacía, y donde los niños pueden bañarse cuando hace buen tiempo. Creo que eso mismo es lo que me quiso explicar una señora que trabajaba allí, y que tuvo que verme cara de entender japonés (cosa que no es así) porque me estuvo hablando un minuto y medio en japonés, y yo no podía hacer otra cosa que sonreir y asentir con la cabeza. En una de estas me pareció entender que me hizo una pregunta, y ahí ya tuve que descubrirle mi ignorancia. Me imagino que la pobre tuvo que pensar para sus adentros que ya se lo podía haber dicho antes para ahorrarle las explicaciones.

Visto el mini jardín, antes de irme volví para despedirme de mis amigos los monos, y me fui de vuelta a la parada del tranvía. Mi intención era pasear más por la zona, pero viendo que cada vez nevaba más y que el pequeño paraguas que me dieron en el hotel no cumplía del todo su misión, preferí volverme al hotel. Además la predicción del tiempo decía que incluso nevaría más por la tarde, así que es mejor una retirada a tiempo que acabar empapado y con riesgo de coger un resfriado.

 

 

Y este ha sido el pequeño diario de hoy, teniendo en cuenta las condiciones climatológicas, poco más se puede hacer en estos casos. Al menos me alegro de haber subido ayer al monte Hakodate para ver la ciudad desde arriba, porque hoy no se habría visto nada, y seguramente haría mucho más frío que ayer en la cima.

Mañana me despido de Hakodate y subo más al norte, hacia la última parada en Hokkaido antes de volver a Tokio. Espero que la ciudad de Sapporo se porte algo mejor en cuanto al tiempo y me de un respiro para poder verla en condiciones. ¡Un saludo y nos vemos en el siguiente capítulo del diario!.

 

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