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Regreso a Japón 2019 - Día 5: Murakami, Shibata y Niigata (II)

Viaje a la ciudad del salmón, un pueblo fantasma y subida al Toki Messe

23 de Abril de 2019

     En nuestro segundo día en Niigata teníamos planeada una excursión a un par de ciudades que se encuentran en los alrededores, como son Murakami y Shibata. Nunca había estado por esta zona, así que iba a ser un día de descubrimientos.

♦ MURAKAMI

La primera parada del día iba a ser Murakami, así que teníamos planificado coger el tren sobre las 8 de la mañana para aprovechar el día. El trayecto entre Niigata y Murakami es de apenas 45 minutos y está incluido en el JR Pass. El tren era un poco viejo y no iba mucha gente en él. La verdad es que el paisaje de la zona no ofrecía mucho, ya que la mayoría del tiempo veíamos campos desangelados y pequeños núcleos de casas un poco destartaladas. 

La estación de Murakami es algo pequeña, con cuatro andenes y muy poco tránsito de trenes. Nada más bajar de nuestro tren ya vemos por qué es famosa esta ciudad, y es que uno de sus mayores atractivos turísticos es el salmón y su curiosa forma de prepararlo. No obstante, Murakami es considerada la capital del salmón de Japón.

A la salida de la estación se encuentra una explanada con paradas de autobús, aparcamientos, una pequeña torre en el centro y a mano izquierda la oficina de atención turística, a la cual entramos para echar un vistazo. En su interior puedes conseguir mapas de la zona, comprar souvenirs y algún producto típico.

A continuación nos pusimos en marcha y llegamos andando hasta el barrio de Choninmachi, donde se encuentran la mayoría de casas tradicionales o machiya, en muchas de las cuales pueden encontrarse hoy en día tiendas dedicadas a la venta de salmón o sake, otro de sus productos estrella. Una forma de diferenciar cuales son las tiendas dedicadas a la venta de sake es que en la fachada podrás ver colgando una bola de hojas de cedro que recibe el nombre de sakabayashi sugidama. En un inicio es de color verde, pero según pasa el tiempo se va tornando en marrón, en una especie de analogía con el proceso de maduración del sake. Las que se dedican a la venta de salmón verás que las diferencias sin mucha dificultad.

Durante nuestro recorrido pudimos entrar en una de las tiendas de salmón más importantes de la ciudad y cuyo nombre es Sennensake Kikawa. En su interior, además de un espacio para la venta de sus productos, puedes acceder a la zona donde se secan los salmones colgados del techo, sin duda algo muy peculiar que solo podrás ver aquí.

También encontramos otra zona donde estaban expuestas las muñecas por el Día de las niñas Hina Matsuri (3 de marzo).

Andando un poco más llegamos hasta el santuario Fujimoto que, aunque no tenía nada fuera de lo común, se convirtió en una de las anécdotas del día cuando un japonés un poco raro que estaba por allí comenzó a hablarnos en inglés y con la misma se fue. Pensando que se había marchado terminamos de ver el lugar y nos dimos cuenta de que volvía a donde estábamos sin parar de mirarnos. La cosa se volvió aún más rara cuando se acercó a una casa que hay en el interior del complejo del santuario y salió una mujer que comenzó a gritarnos desde lo lejos que entráramos a la casa, cosa que no hicimos. Pusimos pies en polvorosa para alejarnos del santuario, pero el chico japonés comenzó a seguirnos durante una parte del camino, hasta que finalmente lo perdimos de vista.

Al fondo de la imagen está el chico japonés que nos seguía

Tras el momento extraño de la mañana, pusimos rumbo a nuestra siguiente parada en Murakami: Kurobei dori. Esta parte de la ciudad consiste en una serie de callejones en los que podemos ver vallas de color negro alrededor de edificios tradicionales. Esta parte de la ciudad me gustó especialmente, por lo que recomiendo visitarlo si te dejas caer por Murakami.

Justo al lado nos encontramos con el barrio de Teramachi, una zona con algunos templos que podrás visitar.

Después de dar un paseo por la zona pusimos rumbo de nuevo a la estación, encontrándonos por el camino con algunas tiendas que parecían haberse quedado ancladas en los años 70 y 80.

Cuando llegamos a la estación nos fijamos en que había un grupo de japoneses, cámara en mano, esperando en una de las vías.

A su lado vimos una serie de vagones con un aire retro bastante bonito que atrajo nuestra atención. Como veíamos que cada vez llegaban más y más japoneses con sus cámaras, y todos parecían estar esperando la llegada de algo importante, decidimos dejar escapar nuestro tren y esperar al siguiente, con la esperanza de poder ver la locomotora a vapor que pensábamos que iba a llegar para engancharse a los vagones.

Tras un buen rato esperando finalmente lo que apareció fue una locomotora de lo más normal, al menos para nosotros ya que los japoneses no dejaban de sacarle fotos y disfrutar como verdaderos "frikis de los trenes" del momento en que se enganchó a uno de los vagones. Aunque no estábamos tan desencaminados porque realmente existe esa locomotora a vapor, solo que en esa ocasión no le tocaba hacer acto de presencia, una pena.

Así que con una cierta decepción nos fuimos al andén por el que tenía que pasar el tren que nos llevaría hasta Shibata. Al menos la espera sirvió para poder decir que hemos montado en un tren completamente rosa.

 

♦ SHIBATA

Desde Murakami llegamos a Shibata, en cuya estación paramos a comer algo de un konbini en vista de que en los alrededores no había nada abierto a esas horas.

Lo primero que nos encontramos al salir de la estación fue el "Thousand Sunny", el barco de Monkey D. Luffy y su tripulación, del famoso manga (y anime) One Piece.

Lo siguiente fue pasar por el santuario Shuwa, el cual está a un corto paseo de la estación y en el que estuvimos durante unos minutos sacando algunas fotos.

Desde allí luego tocó caminata en busca del castillo Shibata, que estaba a algo más de kilómetro y medio. Algo que nos chocó mucho fue que aquello parecía un pueblo fantasma. No había casi nadie por la calle, la mayoría de tiendas estaban cerradas y prácticamente todas las calles tenían los suelos y el asfalto de un color rojizo, como si fuera óxido, llegando la marca incluso hasta a un metro del suelo en los muros de los edificios. Nos hizo pensar que en la ciudad hubo algún tipo de inundación y que por ello muchos de los comercios se vieron obligados a cerrar, aunque aún quedaban unos pocos que permanecía abiertos a duras penas.

Finalmente llegamos al castillo, del que podían verse un par de torres, el muro y el foso alrededor. Como no estaba permitido el acceso al interior, dimos media vuelta y nos fuimos camino a la estación.

La verdad es que la visita a Shibata nos dejó una sensación extraña en el cuerpo, al verla tan vacía y en ese estado de abandono. Esperamos que en el futuro recobre la vitalidad que seguramente había en sus calles tiempo atrás.

 

♦ REGRESO A NIIGATA

Finalmente regresamos a nuestra base, Niigata. Como ya estaba avanzada la tarde decidimos dirigirnos al Toki Messe, el edificio más alto de la ciudad que cuenta con un mirador gratuito en lo alto. Por el camino encontramos uno de esos carteles típicos que te encuentras en varias ciudades del mundo indicando su nombre, y no pudimos dejar pasar la ocasión de sacarnos una foto.

Un poco después, ya estábamos en los alrededores del Toki Messe, que se encuentra junto al río Shinano, al norte de la estación de Niigata.

Para acceder al mirador debes entrar por una parte del edificio bastante amplia, donde se encontraban cientos de jóvenes con sus trajes oscuros tan típicos de los salaryman, al igual que las mujeres, con sus trajes de chaqueta y falda. Otra cosa curiosa que vimos por aquí fue este cartel, con un mensaje un tanto peculiar.

Desde lo alto del edificio podía verse toda la ciudad, y viendo que el atardecer se acercaba, decidimos quedarnos un rato para disfrutar de las vistas.

Por cierto, nunca había estado en un baño con unas vistas semejantes.

De vuelta al hotel, nos costó encontrar un lugar de nuestro agrado para cenar, pero finalmente encontramos un restaurante en el que, como no, cenamos ramen y unas gyozas.

 

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